El Consell Local de Coalicio Valenciana de Picassent, con el apoyo todo el Consell Comarcal de l´Horta Sur, desea manifestar su desacuerdo, un año más, con la programación festiva y cultural del Ayuntamiento de Picassent.
Un año más, el catalanismo se adueña de las fiestas patronales: Al Tall, Bajoqueta Rock y Pep "el Butifarra" son los insignes catalanistas que este año se llevarán calentita buena parte del presupuesto destinado a eventos festivos de la población.
La crisis económica no llega al poco plural mundillo del artisteo catalanista, gracias a ayuntamientos como el nuestro, que se empecinan en alimentar las cuentas de resultados de los "amiguetes de la cultureta". Para ellos nunca falta presupuesto. Sí en cambio ha llegado a los festejos taurinos, a sus cuatro peñas y a todos sus seguidores: este año no habrá plaza de toros. Y en este caso, a la alcaldesa no le han dolido prendas en manifestar en el folleto institucional anunciador de las fiestas (redactado en perfecto barceloní, por cierto, y para no perder las costumbres), que ello es consecuencia directa de los recortes presupuestarios derivados de la crisis económica.
Señora alcaldesa, la plaza de toros en Picassent, aparte una tradición de gran arraigo para la población, es un verdadero atractivo dentro de nuestras fiestas patronales, a la cual acuden, año tras año, aficionados de todas las poblaciones colindantes y de la nuestra, llenando nuestros bares, restaurantes y locales de ocio, contribuyendo muy positivamente al negocio de los mismos en esas fechas. Lo que no es de recibo es recortar presupuesto sólo por donde a usted le interesa, ya que, como solemos decir, "per a cultureta que no falte".
Esperamos que este sea el último año en el que tengamos que sufrir su nefasta gestión, señora García, totalmente alineada con la de su presidente Zapatero, recortando gastos a su arbitrio y conveniencia, y por otro lado malgastando dinero en alimentar las bocas de sus apesebrados: Zapatero las de los sindicatos, y usted la de los catalanistas de turno. La ciudadanía sufre un generalizado hastío de sus errores, desatinos, sectarismo y amor por todo lo que huela a nacionalismo tramuntanal.
Para tomar el pulso de la calle no hace falta pagar encuestas telefónicas electorales de 20.000 euros con dinero público: vaya a tomar un café a cualquier bar, dé una vuelta por el mercado o pregunte abiertamente a la gente, y sorpréndase.
